LA ARRIERÍA

 
La arriería

Como complemento invernal de los trabajos de ganadería y agricultura, que fueron siempre prioritarios, los hombres del Concejo, junto con los de las otras dos Tercias de la Hermandad de Los Argüellos, o los celebrados Maragatos, se ocuparon de los trabajos de distribución, trueque y transporte en que consistió la arriería.
Los arrieros de Los Argüellos fueron célebres por su honradez y sentido de la responsabilidad, hasta el punto de que se especializaron en el transporte de dinero. Así lo reconocieron sucesivos reyes, desde Juan I de Castilla (en el siglo XIV, como consta en el Archivo de Simancas) hasta finales del XIX, cuando Madoz destaca la arriería de los pueblos de Barrio, Camplongo, Golpejar, Busdongo y Casares.
Transportaban todo tipo de mercancías, como carne curada, pescado, pieles, frutos, herramientas y aperos, en viajes de ida y vuelta, que llegaban hasta la costa asturiana, e incluso hasta Madrid.

Todos los pueblos de La Tercia y Arbas tuvieron arrieros, siendo un falso cliché el comentario de Ensenada en calcular 50 reales de beneficio a cada uno: Esto no es posible, si se cuenta que había arrieros con un caballo, mientras otros alcanzaban hasta los nueve caballos.

El estudioso Roberto Cubillo, en su estudio sobre la arriería del pescado, nos ofrece un cuadro que ilustra este fenómeno, a mediados del s. XVIII:

Pueblos
Vecinos
Arrieros
Caballos
Rodiezmo
58
32
87
Golpejar
24
20
44
Fontún
22
15
43
Poladura
34
13
24
Villamanín
15
10
25
Millaró
18
3
8