HACENDERA, ESPALADA Y FILANDEROS

 Hitos del antiguo sistema de vida

La vida de los pueblos se organizó tradicionalmente de modo comunitario. El sentido ´vecinal´ y colectivo superó de modo abrumador en toda la montaña de Los Argüellos a los intereses individuales, y esa fue la clave para una armónica convivencia, durante siglos.

La organización comunal tuvo sus reglas en las Ordenanzas. No hubo pueblo sin ellas, cuyo articulado respondía perfectamente a sus características y necesidades: Código de conducta civil, pauta de comportamiento agrícola y ganadero, contrato jurídico voluntariamente aceptado, por el mero hecho de ser ´vecino´. Las Ordenanzas tienen raíz en el visigodo Fuero Juzgo, como norma escrita que emana de los ´Concilium vecinorum´. El Concejo abierto, aún en uso en algunos pueblos, es una manifestación democrática absolutamente envidiable, al practicar una democracia directa, alejada de nuestros complicados cauces representativos y de los trapicheos de partidos.

Es lamentable que no se conserve ninguna copia de las Ordenanzas en los 19 pueblos del municipio. Si apareciese alguna, sería un incalculable golpe de fortuna. En su defecto, hemos de suponer que no diferirían demasiado de las existentes en los pueblos del concejo vecino de La Mediana, prolijamente citadas por el tratadista de Canseco, D. Elías López Morán.

A falta de este soporte escrito, pasaremos revista a los antiguos trabajos comunitarios, que, junto con la ganadería y la agricultura, fueron los pilares económicos de la vida de la comarca.

Hacendera.-

Todavía muchos pueblos acometen obras de modo comunitario, poniendo los vecinos el trabajo, sin contraprestación económica alguna. Antes se convocaba a la hacendera a toque de campana, una persona por cada casa, y el objetivo primordial era restaurar los caminos. Se llamaba, por tanto, 'Ir al camino'.

Actualmente ha decaído esta necesidad, y los pueblos restauran antiguos edificios, y ya no es obligatoria esta aportación comunitaria.

Así Rodiezmo está acondicionando varios edificios comunales, como su ´Fábrica de Luz´, y Cubillas de Arbas la antigua lechería…



Espalada.-

La espalada no fue asunto menor, en la época aún reciente de las grandes nevadas. Sin que nadie haya dado explicación convincente, en los últimos cuarenta años el volumen y frecuencia de las mismas ha descendido ´alarmantemente´. Pero hace escasas décadas, el trabajo de la espalada era también comunitario y obligatorio. Cada pueblo tenía sus tramos marcados, a fin de dejar expeditos los caminos en todas direcciones, pero este objetivo, en apariencia sencillo, era fuente continua de discusiones y problemas.

En el Ayuntamiento de Villamanín existe una copiosa y curiosísima documentación, referente a las interpretaciones sobre los tramos asignados a cada pueblo, los argumentos de cada uno, las disputas y los laudos que a veces debían llegar desde las Instituciones Provinciales. A falta de espacio para detenernos en este asunto, incluimos un oficio especialmente significativo.

Una vez resuelta la controversia, y realizada la espalada, los participantes solían recibir un ágape reparador, por parte de sus respectivas Juntas Vecinales, consistente en un cuartillo de vino, para acompañar ´la merienda´.

El ´camino´ queda abierto, hasta una próxima nevada. Según los documentos antiguos, en la zona alta de Arbas, las nieves cubrían el monte durante casi ¡ ocho meses!. Por eso mucha gente mayor tiene como vivencia de los inviernos antiguos una imprevista paradoja, al recordar ¡qué negra era la nieve!

Filanderos.-

Trabajo comunitario, a la vez que ocasión para la relación y el regocijo, el filandero, muy estudiado como fenómeno ¿irrecuperable?, tuvo, según D. Elías López Morán 'algo de recreo y esparcimiento y mucho de obrador'.

No incidiremos aquí en nuevas descripciones sobre este importantísimo fenómeno socio-cultural, que pervivió hasta la época de la guerra civil. Solo nos importa decir que fue el hilo conductor de casi toda la literatura de transmisión oral: Los romances, (como caso más evidente), pero también las leyendas, la aportación de letrillas a los bailes y las rondas de mozos, la preparación y con ello la continuidad de innumerables tradiciones festivas, como ´Los Tafarrones´, los ´Ramos´, los ´Pelegrines´, o los ´Cantos de boda´, que abordaremos en otro lugar.

Por tanto, es preciso reconocer la enorme aportación de estas reuniones vecinales, en que las mujeres (preponderantemente) se reunían en los inviernos, después de la cena, para ´hilar´. Los nombres de estas reuniones se derivan de esta labor fundamental, y así se denominan, según las zonas, ´Filandero´´Filorio´´Hilorio´´Hila´. Los pueblos donde tuvieron más implantación o una mayor supervivencia, que son los de la zona de Arbas, fueron, por ello mismo, los que mejor han conservado el tesoro de la antigua oralidad.

Nos ha resultado llamativo el interés del pedagogo, geógrafo e Inspector de Enseñanza en los años anteriores a la guerra civil, Modesto Medina Bravo, al solicitar aclaraciones al vecindario de Casares de Arbas, sobre su conocida coplilla:

  'Cuando las Tres Marías van al Palero
salen los de Casares del filandero'

Quería saber Medina Bravo cual de los tres Picachos era ´El Palero´, a qué hora llegaba allí la luna, y qué pasaba si el cielo estaba nublado…

Quizás de esa copla ancestral viene el equivocado nombre de ´Las Tres Marías´ para el grupo de picos de los que solo uno - el primero por la derecha, visto desde Casares - se llama ´El Palero´, siendo los otros ´Los Corros´ - el central - y ´Las Cangas´ - a la izquierda -.

Las ´Tres Marías´ de la copla son tres estrellas de la constelación ecuatorial de Orión, si no nos engaña la memoria, Rigel, Betelgeux y Bellatrix….

La magia de los Filanderos trastocó los atamentos de los montes dándoles nombre de astros celestes.